Netflix se consolida como uno de los principales actores en el mercado del entretenimiento con una diversidad de producciones, y con el estreno de The Electric State, la plataforma una vez más apuesta por una obra visualmente impresionante que mezcla ciencia ficción con una estética retrofuturista. Dirigida por Joe y Anthony Russo, los hermanos conocidos por sus éxitos dentro del universo Marvel, la película ya era muy esperada. La gran pregunta, sin embargo, es: ¿logra esta obra ofrecer más que una experiencia visual deslumbrante? En este artículo, vamos a desmenuzar todos los aspectos que hacen de The Electric State uno de los estrenos más comentados de Netflix.
La Trama: Un Futuro Distópico y Solitario
Basada en la novela gráfica homónima de Simon Stalenhag, The Electric State nos transporta a un futuro no tan lejano, donde la tecnología avanzada colisiona con la soledad humana. La historia sigue a Michelle (Millie Bobby Brown), una joven que emprende un viaje solitario por un mundo devastado y olvidado. Acompañada de su robot mascota, Alpha (Brian Cox), recorre paisajes desolados en busca de su hermano desaparecido, una trama que aborda temas como el abandono, la desconexión y la dependencia tecnológica.
Desde el primer minuto, la película nos sumerge en un universo visualmente impactante, pero es en el fondo emocional de la historia donde reside el verdadero corazón de la narrativa. Michelle es una protagonista que carga con su propio dolor, pero también con la curiosidad y el deseo de reconectarse con lo que ha perdido. Este contraste entre lo humano y lo tecnológico es lo que hace interesante a la película y permite al público reflexionar sobre cómo nos relacionamos con la tecnología en el presente, y lo que eso podría significar en el futuro.
Estética y Visuales: El Mundo de The Electric State
Si hay algo que realmente destaca en The Electric State, es su estética. La dirección de arte, junto con los efectos visuales deslumbrantes, crea un futuro decadente, donde la tecnología avanzada es evidente, pero al mismo tiempo, desgastada por el tiempo. El mundo de la película está construido de una manera que transmite la sensación de que la humanidad, por más que haya avanzado, ha perdido su esencia.
La paleta de colores de la película está compuesta por tonos fríos y metálicos, que reflejan un ambiente de alienación y desolación. El contraste entre los elementos futuristas –como los vehículos voladores y los drones– y los escenarios abandonados genera una sensación de nostalgia, como si la sociedad alguna vez hubiera sido próspera, pero cayó en una espiral de autosuficiencia tecnológica.
La combinación de CGI con filmaciones reales ayuda a dar un toque surrealista, casi como si los personajes estuvieran en un mundo onírico, donde la línea entre la realidad y la ficción se difumina. Para quienes disfrutan de una buena experiencia visual, The Electric State es una verdadera obra de arte. Cada escena parece cuidadosamente construida para provocar sensaciones distintas, ya sea por la grandiosidad del escenario o por la inmersión en las emociones de los personajes.
La Interpretación: Millie Bobby Brown en un Papel Maduro
Millie Bobby Brown, conocida por su papel como Eleven en Stranger Things, ofrece una actuación impresionante en The Electric State. Como Michelle, transita con facilidad entre la fortaleza emocional de su personaje y las vulnerabilidades que surgen a lo largo del viaje. La actriz se aleja un poco de la imagen infantil que la consagró, mostrando una madurez que encanta y transmite verosimilitud.
La relación con el robot Alpha también es uno de los puntos fuertes de la película. Aunque Alpha no tiene una gran carga emocional por sí mismo, representa el mundo en el que viven: una pieza mecánica que intenta llenar el vacío dejado por la falta de interacción humana genuina. La interacción entre Michelle y Alpha no es solo una metáfora de la soledad, sino también un recordatorio de cómo la dependencia de dispositivos tecnológicos puede interferir en nuestra capacidad de conectarnos con los demás.
Otro punto a destacar en el elenco es Chris Pratt, quien, aunque tiene un papel menor, aporta una energía diferente a la película. Su actuación equilibra momentos de humor con momentos de gran seriedad, lo que añade una capa interesante a la trama.
La Banda Sonora: La Melodía del Futuro
La banda sonora de The Electric State cumple un papel fundamental en complementar la atmósfera de la película. Con una mezcla de sonidos electrónicos y melodías melancólicas, la música de Henry Jackman es una extensión perfecta de la historia y las emociones de sus personajes. Cada composición no solo acompaña los eventos en pantalla, sino que también amplifica la sensación de pérdida y esperanza, elementos centrales de la narrativa.
Las elecciones musicales añaden una capa adicional de profundidad, haciendo que la película sea más envolvente. En las escenas de mayor tensión, los ritmos electrónicos se intensifican, creando un ritmo frenético que refleja los conflictos internos y externos que enfrenta Michelle. En otros momentos, cuando la soledad de Michelle es más evidente, la música se vuelve más suave e introspectiva, permitiendo al público una pausa emocional para reflexionar sobre los dilemas existenciales que se presentan.
El Sentimiento de Desolación y Conexión en el Mundo Digital
La obra pone sobre la mesa uno de los temas más debatidos de la actualidad: la deshumanización causada por el exceso de tecnología. En el escenario que presenta The Electric State, la dependencia de los dispositivos y la pérdida del contacto humano han creado un ambiente desolador, donde el avance tecnológico no fue suficiente para salvar a la humanidad. La soledad de Michelle se representa mediante su búsqueda incansable de un hermano perdido, mientras recorre un mundo lleno de máquinas y fragmentos de una sociedad rota.
Es interesante cómo la película no intenta ser una crítica directa ni alarmista, sino que utiliza su narrativa y estética para ilustrar los efectos de la alienación tecnológica de una manera sutil pero impactante. La desconexión de los personajes con la realidad, y su creciente dependencia de las máquinas, refleja el dilema que muchos enfrentamos hoy en día. The Electric State no ofrece respuestas fáciles, pero propone una reflexión sobre qué estamos haciendo con nuestra humanidad en un mundo cada vez más digitalizado.
Crítica Final: Entre el Impacto Visual y la Falta de Profundidad
Aunque The Electric State destaca por su impacto visual y una historia intrigante, queda un poco a deber en cuanto al desarrollo emocional de sus personajes y la profundidad de su narrativa. Si bien la estética es impresionante, la película peca por no explorar completamente el potencial de sus protagonistas y sus motivaciones. La historia de Michelle es conmovedora, pero podría haber sido más trabajada para generar una conexión más profunda con el espectador.
Aun así, la obra de los hermanos Russo es una de las más ambiciosas de Netflix, y merece ser vista por su impresionante dirección de arte y las actuaciones de su elenco. The Electric State es, sin duda, una película que dejará al espectador reflexionando sobre el futuro de la tecnología, pero también sobre el futuro de la propia humanidad.
Conclusión: ¿Vale la Pena Verla?
Si eres fanático de la ciencia ficción, los escenarios futuristas y los temas existenciales, The Electric State es una producción que no puedes dejar pasar. Con una estética impecable y una narrativa que mezcla acción con una profunda reflexión sobre la soledad y la tecnología, la película ofrece una experiencia única. Sin embargo, si buscas una historia más envolvente y con personajes más complejos, podrías sentirte un poco decepcionado.
En última instancia, The Electric State es una película visualmente cautivadora que hará que el público reflexione sobre la dirección que estamos tomando como sociedad. Si estás dispuesto a absorber una historia que exige más del espectador que una simple trama superficial, esta película puede ser la elección perfecta para tu próxima maratón en Netflix.