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Crítica de la Película Yara en Netflix

Fonte: TMDB

Cuando la realidad supera a la ficción

El cine tiene un poder especial: el de transformar tragedias reales en narrativas que nos hacen reflexionar, indignarnos y, a veces, reconciliarnos con la idea de justicia. “Yara”, película disponible en Netflix, es precisamente ese tipo de producción: cruda, directa y sin concesiones al confort del espectador. Inspirada en uno de los crímenes más impactantes de la historia reciente de Italia, la cinta se adentra en un caso real de desaparición, misterio y perseverancia que conmovió a todo un país.

Más que un drama policial, “Yara” es un retrato sensible de la obstinación de una mujer que decide no descansar hasta que la verdad salga a la luz. Y esa mujer no es la madre de la víctima. Es la fiscal. Un detalle que lo cambia todo.


La historia detrás de la historia: ¿quién fue Yara Gambirasio?

Antes de entrar en la crítica cinematográfica, es fundamental entender el caso real que dio origen a la película.

Yara Gambirasio era una adolescente italiana de 13 años que desapareció en noviembre de 2010 en Brembate di Sopra, una pequeña ciudad en la región de Lombardía. Hija de una familia tranquila y estudiante ejemplar, Yara salió hacia el gimnasio donde practicaba gimnasia rítmica y nunca regresó. Tres meses después, su cuerpo fue hallado en un terreno abandonado, con señales de violencia.

La muerte de Yara conmocionó a Italia. El caso ocupó portadas, movilizó a la policía, a investigadores, forenses y a toda la sociedad. Y es esa complejidad la que el filme intenta explorar, pero con una elección interesante: en lugar de centrarse en el melodrama o el sufrimiento familiar, el guion se enfoca en los bastidores del sistema judicial.


Una fiscal decidida a encontrar la verdad

El eje emocional y narrativo de la película es la fiscal Letizia Ruggeri (interpretada por Isabella Ragonese), quien asume el caso de Yara como una misión personal. Y aquí está uno de los mayores aciertos de la dirección: humanizar el sistema judicial. Ruggeri no es una heroína infalible, sino una mujer real, enfrentando presiones políticas, limitaciones técnicas y el enorme peso emocional de tener en sus manos uno de los casos más delicados de su carrera.

La interpretación de Ragonese es contenida, precisa y profundamente emocional, sin caer jamás en el sentimentalismo. A través de sus ojos, el espectador vive el paso del tiempo: seguimos meses, luego años, de investigaciones, pruebas de ADN, interrogatorios y errores. Todo el proceso es tan agotador como fascinante.


Un filme de silencios, detalles y preguntas sin respuesta

Fonte: TMDB

A diferencia de los thrillers que aceleran la narrativa con acción, persecuciones o giros inesperados, “Yara” es una película que apuesta por la tensión silenciosa y la profundidad emocional. Archivos, pruebas de ADN, reuniones con expertos y una constante sensación de frustración dominan la atmósfera. Y ese enfoque es completamente intencional.

El director Marco Tullio Giordana (conocido por “La mejor juventud”) opta por un lenguaje casi documental, sobrio pero potente. La historia no gira en torno al crimen en sí, sino a la minuciosa búsqueda de una verdad científica. Una verdad que se construye poco a poco, entre errores, dudas y millones de datos genéticos.

Y a medida que la investigación avanza, el espectador se enfrenta a preguntas inquietantes:

  • ¿Cómo se maneja la presión social cuando no hay respuestas?

  • ¿Se puede hacer justicia sin revictimizar a la familia?

  • ¿Hasta dónde llegar para no dejar impune un crimen?


El precio de la justicia: un final sin alivio

“Yara” no ofrece una catarsis emocional. Incluso cuando el presunto culpable finalmente es identificado —gracias a un impresionante trabajo de análisis genético con más de 22 mil muestras de ADN—, lo que se siente no es alivio, sino agotamiento.

La resolución no es celebrada. Es pesada, ambigua. El asesino, Massimo Giuseppe Bossetti, fue condenado, pero su defensa sigue alegando irregularidades. El filme no profundiza en esas disputas legales, pero deja una incómoda semilla de duda: ¿la justicia siempre triunfa? ¿O solo sobrevive?


¿Qué convierte a “Yara” en una película relevante?

Más allá de su calidad como drama judicial, “Yara” destaca porque:

  • Humaniza el sistema de justicia, mostrando sus aciertos, conflictos y limitaciones;

  • Homenajea a la víctima con respeto, sin caer en el morbo;

  • Presenta una protagonista femenina poderosa, sin idealización ni clichés;

  • Invita a reflexionar sobre ciencia, ética, luto y verdad.

Además, la producción nos recuerda que detrás de cada titular, hay personas comprometidas tratando de hacer lo correcto —incluso en medio del caos.


Una película esencial en tiempos de juicios instantáneos

En una época en que las redes sociales dictan culpabilidades en segundos, y donde lo complejo se resume en frases virales, “Yara” se atreve a ir a contracorriente. Nos pide tiempo, silencio, análisis. Es una obra que respeta el dolor, la verdad y la memoria.

Y por eso, incomoda. Porque nos enfrenta a una verdad difícil: incluso cuando la justicia llega, puede ser tarde. Y deja cicatrices.


¿Vale la pena verla?

Sin duda.

“Yara” no es una película fácil. No es para ver distraídamente. Pero sí es una obra necesaria. Que muestra el rostro humano del sistema de justicia. Que habla de dolor sin sensacionalismo. Que emociona sin manipular.

Si te interesan los casos reales, las investigaciones forenses, las mujeres fuertes en el cine y las historias que no se olvidan al terminar los créditos, esta película te impactará.

Pero prepárate: saldrás diferente de cómo entraste.

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